Medicina Tradicional China para la mujer - Introducción I

Hace muy poquito, una amiga me competó sobre este libro. Claramente el título despertó mi interés, y luego su autora: una médica cirujana y médica tradicional china. Aquí dejo la introducción de éste libro (dividida en parte I y II), creo que es una gran herramienta para que las mujeres nos empoderemos sobre nuestros cuerpos y recuperemos el contacto con.

Introducción del libro, primera parte:

En 1986, cuando trabajaba de cirujana en las urgencias del hospital más grande la ciudad de Kunming, en China, ingresó una mujer de treinta y cuatro años llamada Jiayu. Presentaba un cuadro de vómitos con sangre roja brillante, y por su color supuse que se trataba del tracto digestivo superior. Decidí, junto con mi equipo médico, operarla de inmediato, pero no pudimos hallar la causa del sangrado. A las tres horas, Jiayu volvía a vomitar sangre.
Desconcertada y perpleja, consultamos con el director del hospital, que era también médico jefe. Nos aconsejó que volviéramos a intervenirla e hicieramos una exploración más profunda, y revisásemos el intestino delgado, el páncreas y la vesícula billiar. Después de una o dos horas en el quirófano, con toda la tecnología médica en nuestras manos, seguíamos sin poder localizar la fuente de la hemorragia. Todos estabamos perplejos. Habíamos realizado numerosas cirugías abdominales para tratar casos agudos, pero en aquella ocasión estábamos perdidos. En cuestión de horas regresaron sus vómitos.
Acordamos convocar una reunión urgente con los mejores cirujanos del hospital. Los cinco estaban durmiendo tranquilamente en sus casas, puesto que era de noche cuando los llamó la enfermera. Pero enseguída llegaron al centro y se pusieron sus batas de quirófano. La intervenimos todos juntos por tercera vez, revisando cuidadosamente todos los lugares que ya habíamos inspeccionado. Pero no había ningúna herida, ni sangrado interno. Todo se veía limpio. Habían transcurrido unas 24hs desde el ingreso en urgencias de Jiayu y seguíamos en el mismo punto de partida con respecto a su enfermedad. Nos sentíamos impotentes.
La familia de la paciente no se había movido del hospital, y aún hoy puedo recordar a su esposo, quien, como es comprensible, estaba consternado, y era incapaz de ponerse de pie o de articular palabra. Lo único que hacía era balbucear cuánto amaba a su esposa. Tanto él como su hermosa hija de ocho meses estaban perdiendo las esperanzas. El director me miró y me dijo: -Xiaolan, haz todo lo que puedas. La estamos perdiendo-. Él sabía que yo también era licenciada en medicina tradicional china (mtc) y me estaba pidiendo que utilizara todos mis conocimientos para salvar a Jiayu.
Estudié varías fórmulas de fitoterapia china que se suponía que trataban hemorragias. Recordé una de ellas en paricular: la Fórmula de la Tierra Amarilla. Fui a mi despacho y miré la fórmula en uno de mis libros de consulta. Di a la familia una lista de ingredientes y las instrucciones correspondientes. Tenían que elaborar el remedio en casa y llevarlo al hospital, puesto que carecíamos de instalaciones para preparar las hierbas. Al cabo de cuatro horas, regresaron con el remedio.
Por aquel entonces Jiayu había perdido tanta sangre que estaba inconciente y muy débil. Permanecía con vida por los fluídos intravenosos que le estabamos inyectando y las transfusiones de sangre que le habíamos hecho. Le administramos las hierbas a través de un tubo que le habíamos puesto por la naríz y esperamos. Habían transcurrido dos horas y no vomitaba. Y después, tres horas más, seis, doce y veinticuatro horas. Algún componente de la fórmula había detendio la hemorragia.
Para mí, esta experiencia fue una increíble demostración de la eficacia de la MTC. Había comprobado con anterioridad los efectos de la fitoterapia para aliviar síntomas de un resfríado, los de la acupuntura para tratar problemas de senos nasales o los del tui na para para aliviar el dolor de espalda. Pero nunca había visto que la medicina china salvara la vida de una persona en una emergencia en la que la medicina occidental había fracasado. Yo era una médica tradicional, con una formación racional basada en las pruebas científicas. Pensaba que uno y uno eran dos, y que los problemas tenían soluciones lógicas. Pero la medicina occidental no podía explicar la eficacia de la fórmula de la Tierra Amarilla. Por otro lado, la causa de las hemorragias de Jiayu continúa siendo un misterio: nunca llegamos a desvelarla.
Cuando tratamos de enteder la MTC con los conceptos de la medicina occidental entran en juego nuestras tendencias personales. La MTC empezó a desarrollarse hace unos cinco mil años, cuantro mil quinientos años antes que las tradiciones científicas occidentales, es una cultura cuya visión del mundo era única y prohibía la disección de cuerpos humanos. Los terapéutas de la antiguedad tuvieron que confiar en el poder de la observación y en el método de ensayo y error para desarrollar una terminología y un sistema de medicina. A raíz de ello, desarrollaron una comprensión del cuerpo humano y de la enfermedad diferente de la que se tiene en Occidente. Tras siglos de valoraciones y evaluaciones, la MTC ha superado la prueba del tiempo. Sigue formando parte integral del sistema de salud chino, y en muchos hospitales se practica conjuntamente con la medicina occidental. De hecho, los médicos de medicina occidental y los de MTC reciben las misma ayudas económicas estatales para su formación y son respetados por igual. Los pacientes recurren a uno u otra medicina, según la naturaleza de su enfermedad. Para problemas agudos, como infartos del miocardio, se dirigen a las urgencias de un hospital de medicina occidental. Para casos crónicos, como artritis o migraña, recurren a un médico de MTC. Cada disciplina tiene sus puntos fuertes; por lo tanto, la combinación de ambas puede funcionar muy bien. Los médicos de la medicina occidental suelen recurrir a un médico de MTC para consultar algún caso en particular, y a la inversa.
En Occidente, la MTC todavía se considera una medicina alternativa. No obstante, en las últimas décadas se han realizado cientos de estudios con el fin de poder aportar una base científica más sólida a la MTC. Por ejemplo, una serie de estudios sobre la acupuntura han revelado su eficiencia en el tratamiento de varias patologías, entre las que se encuentran migrañas, lumalgias, síndrome del túnel carpiano, accidentes cardiovasculares, adicciones y esterilidad, y como paliativo para los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer. En 2004, los resultados de un estudio histórico patrocinado por los institutos nacionales de salud de Estados Unidos, los National Insititues of Health (NIH), demostraron que los pacientes con osteoartrosis en las rodillas experimentaban una disminución del dolor del 40%, y un 40% de mejora funcional cuando eran tratados con acupuntura. La ciencia occidental ha demostrado que la acupuntura funciona, pero no puede explicar cómo lo hace. No acepta la explicación de la MTC, aparentemente irracional, de que clavando agujas en ciertos puntos de nuestros meridianos se puede desbloquear el Chi o energía vital. A veces hay fenómenos inexplicables, pero no por ello son efectos menos poderosos.

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