El Shen, capacidad espiritual del elemento Fuego

Según algunos autores, la mejor traducción de Shen es Espíritu, mientras que otros prefieren Mente; pero ¿Cómo interpretamos el concepto de Mente? No es el intelecto pensante, dominio del Bazo. Representa la conciencia, pero, de una forma u otra, también representa las capacidades espirituales de los Elementos, por ejemplo, el alma etérea del Higado que, según se afirma, sigue al Shen en sus idas y venidas. Mantiene una conexión con la virtud, cuyo carácter gráfico en chino contiene el radical del Corazón, y su naturaleza es la de radiar o brillar.
Aunque la medicina china proviene de la era prebudista, parece ser que el concepto de Shen recuerda la idea pura en un estado libre, a veces llamado Buda se halla en todos los seres y según las enseñanzas budistas la iluminación llega con el reconocimiento e identificación de esa conciencia en su estado puro en el ser. Por tanto, es divina pero está arraiga en el cuerpo físico, es un tesoro único en cada ser vivo, pero presente en todos.
La conciencia es naturaleza de Buda sólo cuando es completamente pura y libre -Vacía es la traducción que a menudo se emplea-. Por ello, también la mente solo es Shen cuando se ve libre de ataduras. Proporciona un espacio de conciencia claro en el que nuestras capacidades espirituales y mentales operan para generar acción y cumplir nuestro destino individual. Tal vez por eso el nombre colectivo de las capacidades espirituales sea los Cinco Shen; se agrupan bajo el Shen del Corazón, que los contiene a todos siendo espacioso, claro y luminoso como el cielo.
Aunque el Shen del Corazón debe permanecer permanecer ligado a la realidad, tiene que responder a las exigencias físicas. Ésta es la naturaleza de -propiedad-, la virtud que dimana del empleo correcto de la capacidad del Corazón. Cuando la conciencia pura, libre de ataduras, atiende a las exigencias de la existencia física, se obtienen resultados de comportamiento correctos y adecuados. De esta forma, el Shen es el vínculo existente entre el Cielo y la Tierra, como el emperador, el Hijo del Cielo, se creía que encarnaba con su gobierno el cielo en la tierra.

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