Prefacio de “Shiatsu Zen”
Son muchos los aspectos de la cultura japonesa que han recibido la influencia del zen: el kendo, el tiro con arco, el judo, la jardinería, la arquitectura, , la ceremonia del té, los arreglos florales, el teatro No, la caligrafía, la pintura, la poesía haiku, e incluso la gastronomía, con alimentos como el tofu, las ciruelas saladas y la sopa de miso.
De hecho, tan grande es la influencia del Zen que muchos japoneses han dejado de reparar en ella. La mayoría de ellos cree que el Zen es una secta budista más o simplemente una enseñanza de meditación para aquellos que quieren hacerse monjes. Sin embargo, a causa de la popularidad del Zen en Occidente, muchos japoneses han empezado a verlo con ojos nuevos y han vuelto a descubrir la sabiduría oriental respecto a la cultura, la salud y el estilo de vida. El propósito fundamental del Zen es alcanzar la iluminación mediante el descubrimiento de uno mismo.
El shiatsu es una forma de manipulación física que se desarrolló en Japón en el siglo XX. Sus orígenes se remontan a antiguas técnicas chinas, el do-in y el anma. El do-in es muy similar al yoga, mientras que el anma se parece al masaje occidental. Estas dos técnicas son las formas más antiguas de tratamiento médico en Oriente.
Hoy en día las modernas terapias de manipulación, como la fisioterapia y la osteopatía, importadas sobre todo de EEUU, se han ganado un lugar en el campo de la medicina. El masaje ya se consideraba más o menos como un suplemento de la medicina. En Japón, el anma sigue siendo apreciado por sus efectos placenteros y suelen practicarlo personas ciegas. Hace relativamente poco tiempo que apareció el verdadero shiatsu con una finalidad exclusivamente terapéutica. Para exponerlo y distinguirlo del anma, los terapeutas de shiatsu tomaron prestada la teoría médica occidental. Algunos terapeutas proclamaron ciegamente que unas simples presiones podían curarlo todo. Es la misma actitud que adopan aquellos que sostienen que solamente se puede llegar al satori sentado en postura de meditación Zen.
Desgraciadamente esta actitud pasa por alto cualquier sentido profundo que pudiera existir. Es cierto que el Zen se basa en la meditación pero no está claro porque nos sentamos a meditar. Ya que las cuestiones básicas del Zen no pueden contestarse mediante el intelecto, es muy probable que se pueda llegar a una comprensión de las mismas a través de la meditación.
Lo mismo ocurre con el shiatsu. Empieza con una simple presión con los dedos, pero resulta muy difícil explicar por qué se curan enfermedades con solo presionar ciertos puntos. Tanto el Zen como el shiatsu tratan con algo que no puede explicarse racionalmente y que debe ser experimentado en vivo. En el Zen la sabiduría de la filosofía oriental resulta difícil de captar y comprender. Las simples presiones del shiatsu nunca le revelarán la esencia vital de aquello que está presionando. Sin conocer la filosofía oriental, no podrá comprender el significado de la vida ni, por lo tanto, administrar shiatsu de forma correcta. Hace poco, publiqué un libro basado en la filosofía oriental para exponer y mostrar la eficiencia del shiatsu. El principio básico en el que insisto en ese libro consiste en establecer, como en el Zen, un -eco vivo- con la persona que recibe shiatsu. Algunos japoneses no sienten la necesidad de experimentar esta sensación fundamental y ello reduce el shiatsu a meras técnicas mecánicas cuando debería ser una manifestación sanadora de la fuerza vital del cuerpo.
En el Zen, resulta importantísimo tener un buen maestro de quien aprender. En el shiatsu, el maestro es el paciente. Se puede llegar al satori curando enfermedades y devolviendo salud a los demás. El aspecto más importante consiste en examinar al paciente a través del tacto. En japonés, este tipo de diagnosis se llama setsu-shin y no busca una enfermedad concreta sino que intenta comprender al paciente, tanto psicológica como físicamente. Mi método ya ha sido explicado en el libro Zen Treatament, publicado por el profesor Koji Sato, psicólogo y ex profesor mio en mis días de instituto, que ha dedicado su vida a difundir en el extranjero los principios del Zen. La filosofía básica de ese libro proviene de Hakuin Zenshi, que otorgaba un especial interés en el autoanma. El profesor Sato sistiene que, para el paciente, el shiatsu es una especie de Zen de hombre a hombre. Deshimaru Roshi estudió shiatsu en Paris con una obra introductora del profesor Sato. Una vez, utilizó el shiatsu con uno de sus discípulos para corregir su columna vertebral y no sólo lo consiguió sino que, además, le curó de otra enfermedad.
Hay muchas escuelas de shiatsu, pero resulta muy difícil encontrar un terpeuta que lo practique basándose en la filosofía médica oriental. La mayoría de las técnicas de shiatsu que se han difundido en Occidente son más remedio casero que verdadero tratamiento.
Se cree que la medicina oriental recibió una fuerte influencia de la India. Una vez que estaba leyendo un texto budista, el zo-agonkyo, que se estudia en la India, un pasaje me llamó la atención. Decía que el médico del rey tenía que estar familiarizado con las enfermedades, descubrir sus causas y orígenes, tratarlas y procurar iluminarse en cuanto a la constitución de su ser. Para mí, ésta es la actitud ideal hacia la medicina. En China, Confucio afirmó que él era el pivote y que su función era conectar el cielo, la tierra y los seres humanos. Esto significa que desempeña un papel fundamental en la combinación del orden universal de la naturaleza con la ética de la humanidad. Esto no es arrogancia sino una toma de conciencia de sí mismo en relación con la ley universal. Los que nos dedicamos a la medicina también deberíamos tener el mismo objetivo.
Esto es lo que yo tenía en mente al fundar la Royal Medicine Institute en Tokio, donde se llevan a cabo estudios y labores de investigación. Intenté divulgar estos conocimientos tanto entre los legos como entre los profesionales.
La medicina oriental no es tan racional como la occidental, pero si respetamos los misterios de la vida y conseguimos que el paciente tome conciencia de sí mismo, la enfermedad desaparecerá y el paciente se esforzará en restablecerse por si solo. Poniendo la mano en un punto o tsubo, o recorriendo un meridiano con los dedos, tal vez llegue a sentir ese -eco vivo-. Si logra percibir y comprender esta sensación la enfermedad desaparecerá por sí sola.
En este libro intento explicar no sólo el lado mecánico de las técnicas, sino también el aspecto filosófico que le permitirá a usted comprender la esencia de los toques. Creo firmemente que la salud no es un derecho sino un deber.
De hecho, tan grande es la influencia del Zen que muchos japoneses han dejado de reparar en ella. La mayoría de ellos cree que el Zen es una secta budista más o simplemente una enseñanza de meditación para aquellos que quieren hacerse monjes. Sin embargo, a causa de la popularidad del Zen en Occidente, muchos japoneses han empezado a verlo con ojos nuevos y han vuelto a descubrir la sabiduría oriental respecto a la cultura, la salud y el estilo de vida. El propósito fundamental del Zen es alcanzar la iluminación mediante el descubrimiento de uno mismo.
El shiatsu es una forma de manipulación física que se desarrolló en Japón en el siglo XX. Sus orígenes se remontan a antiguas técnicas chinas, el do-in y el anma. El do-in es muy similar al yoga, mientras que el anma se parece al masaje occidental. Estas dos técnicas son las formas más antiguas de tratamiento médico en Oriente.
Hoy en día las modernas terapias de manipulación, como la fisioterapia y la osteopatía, importadas sobre todo de EEUU, se han ganado un lugar en el campo de la medicina. El masaje ya se consideraba más o menos como un suplemento de la medicina. En Japón, el anma sigue siendo apreciado por sus efectos placenteros y suelen practicarlo personas ciegas. Hace relativamente poco tiempo que apareció el verdadero shiatsu con una finalidad exclusivamente terapéutica. Para exponerlo y distinguirlo del anma, los terapeutas de shiatsu tomaron prestada la teoría médica occidental. Algunos terapeutas proclamaron ciegamente que unas simples presiones podían curarlo todo. Es la misma actitud que adopan aquellos que sostienen que solamente se puede llegar al satori sentado en postura de meditación Zen.
Desgraciadamente esta actitud pasa por alto cualquier sentido profundo que pudiera existir. Es cierto que el Zen se basa en la meditación pero no está claro porque nos sentamos a meditar. Ya que las cuestiones básicas del Zen no pueden contestarse mediante el intelecto, es muy probable que se pueda llegar a una comprensión de las mismas a través de la meditación.
Lo mismo ocurre con el shiatsu. Empieza con una simple presión con los dedos, pero resulta muy difícil explicar por qué se curan enfermedades con solo presionar ciertos puntos. Tanto el Zen como el shiatsu tratan con algo que no puede explicarse racionalmente y que debe ser experimentado en vivo. En el Zen la sabiduría de la filosofía oriental resulta difícil de captar y comprender. Las simples presiones del shiatsu nunca le revelarán la esencia vital de aquello que está presionando. Sin conocer la filosofía oriental, no podrá comprender el significado de la vida ni, por lo tanto, administrar shiatsu de forma correcta. Hace poco, publiqué un libro basado en la filosofía oriental para exponer y mostrar la eficiencia del shiatsu. El principio básico en el que insisto en ese libro consiste en establecer, como en el Zen, un -eco vivo- con la persona que recibe shiatsu. Algunos japoneses no sienten la necesidad de experimentar esta sensación fundamental y ello reduce el shiatsu a meras técnicas mecánicas cuando debería ser una manifestación sanadora de la fuerza vital del cuerpo.
En el Zen, resulta importantísimo tener un buen maestro de quien aprender. En el shiatsu, el maestro es el paciente. Se puede llegar al satori curando enfermedades y devolviendo salud a los demás. El aspecto más importante consiste en examinar al paciente a través del tacto. En japonés, este tipo de diagnosis se llama setsu-shin y no busca una enfermedad concreta sino que intenta comprender al paciente, tanto psicológica como físicamente. Mi método ya ha sido explicado en el libro Zen Treatament, publicado por el profesor Koji Sato, psicólogo y ex profesor mio en mis días de instituto, que ha dedicado su vida a difundir en el extranjero los principios del Zen. La filosofía básica de ese libro proviene de Hakuin Zenshi, que otorgaba un especial interés en el autoanma. El profesor Sato sistiene que, para el paciente, el shiatsu es una especie de Zen de hombre a hombre. Deshimaru Roshi estudió shiatsu en Paris con una obra introductora del profesor Sato. Una vez, utilizó el shiatsu con uno de sus discípulos para corregir su columna vertebral y no sólo lo consiguió sino que, además, le curó de otra enfermedad.
Hay muchas escuelas de shiatsu, pero resulta muy difícil encontrar un terpeuta que lo practique basándose en la filosofía médica oriental. La mayoría de las técnicas de shiatsu que se han difundido en Occidente son más remedio casero que verdadero tratamiento.
Se cree que la medicina oriental recibió una fuerte influencia de la India. Una vez que estaba leyendo un texto budista, el zo-agonkyo, que se estudia en la India, un pasaje me llamó la atención. Decía que el médico del rey tenía que estar familiarizado con las enfermedades, descubrir sus causas y orígenes, tratarlas y procurar iluminarse en cuanto a la constitución de su ser. Para mí, ésta es la actitud ideal hacia la medicina. En China, Confucio afirmó que él era el pivote y que su función era conectar el cielo, la tierra y los seres humanos. Esto significa que desempeña un papel fundamental en la combinación del orden universal de la naturaleza con la ética de la humanidad. Esto no es arrogancia sino una toma de conciencia de sí mismo en relación con la ley universal. Los que nos dedicamos a la medicina también deberíamos tener el mismo objetivo.
Esto es lo que yo tenía en mente al fundar la Royal Medicine Institute en Tokio, donde se llevan a cabo estudios y labores de investigación. Intenté divulgar estos conocimientos tanto entre los legos como entre los profesionales.
La medicina oriental no es tan racional como la occidental, pero si respetamos los misterios de la vida y conseguimos que el paciente tome conciencia de sí mismo, la enfermedad desaparecerá y el paciente se esforzará en restablecerse por si solo. Poniendo la mano en un punto o tsubo, o recorriendo un meridiano con los dedos, tal vez llegue a sentir ese -eco vivo-. Si logra percibir y comprender esta sensación la enfermedad desaparecerá por sí sola.
En este libro intento explicar no sólo el lado mecánico de las técnicas, sino también el aspecto filosófico que le permitirá a usted comprender la esencia de los toques. Creo firmemente que la salud no es un derecho sino un deber.
Shizuto MasunagaPrefacio del libro Shiatsu Zen de Shizuto Masunaga y Wataru Ohashi, edición Paidós, Cuerpo y Salud.