Medicina oriental y occidental

Después del Renacimiento, el auge de las ciencias naturales acabó con la superstición y los conocimientos erróneos y aportó a la humanidad un saber nuevo y preciso. Se hicieron grandes progresos en la exploración de territorios desconocidos y apareció una cultura basada en el orden natural. Los nuevos conceptos surgidos de las premisas de las ciencias naturales permitieron pasar de un mundo primitivo e ignorante a otro mejor y más iluminado. Del mismo modo en el campo de la medicina, los científicos lograron vencer enfermedades y problemas graves y empezaron a pensar que llegarían a crear una utopía en la que no había enfermedad ni muerte. En contraste, prevalecían ideas completamente opuestas en la medicina oriental. Por ejemplo, el Somon, una obra clásica de la medicina china escrita hace dos mil años, dice que antiguamente la gente llevaba una vida más sana y superaba los cien años de edad, pero que ahora la gente vive menos años. ¿Se debe a que los tiempos han cambiado, o a que la gente misma acorta su vida? Esta observación se parece al concepto budista de decadencia histórica, según el cual la existencia feliz del hombre se va haciendo cada vez más infeliz. Pero antes de que se destruya del todo y desaparezca, recibe ayuda para volver al antiguo camino, a una vida mejor. La religión y la medicina nos brindan esta ayuda. Éste es el concepto del decadentismo oriental. En el pensamiento occidental la humanidad empieza en un punto oscuro y progresa hacia un futuro brillante. Esto puede considerarse una teoría lineal. Por el contrario, en el pensamiento oriental, la humanidad empieza en un mundo ideal y sagrado, llega a llevar una existencia desgraciada y desastrosa pero en la que consigue recuperar parte del feliz estado anterior y crear un futuro mejor. Ésta es una teoría cíclica. Para comprender el orden de la naturaleza, el llamado pensamiento lineal occidental analiza los fenómenos y busca causas; a continuación combina los resultados y los racionaliza todo elaborando teorías bien estructuradas. Pero para comprender y explicar el fenómeno de la vida el pensamiento occidental tuvo que contradecirse a si mismo. Ello dio lugar a la dialéctica. Ésta corresponde a la teoría oriental del yin y del yang, que explica los fenómenos naturales basándose en ciclos vitales.

Teorías lineales y cíclicas

Permítaseme añadir algo más acerca de las ciencias naturales orientales y occidentales. La medicina se desarrolló a partir de la experiencia humana y seleccionó aquellos métodos que demostraron ser eficaces. En la ciencia moderna se hacen combinaciones para obtener nuevas reacciones y se elaboran compuestos químicos para crear fármacos modernos. Los objetos de esas experimentaciones suelen ser bacterias de cultivo y animales infectados. La teoría que subyace a este enfoque es que se cura una enfermedad matando el microorganismo que la original. Es, en esencia, una teoría lineal. Este concepto, el de volver inofensivo al microorganismo infeccioso, trajo consigo los fármacos químicos. Para que sobreviva una forma de vida mayor, hay que matar la más pequeña. Los fármacos y los venenos tienen una estrecha relación, ya que los fármacos pueden volverse venenos. Los remedios de la medicina tradicional china se componen de plantas, huesos de animales y minerales. No atacan directamente la enfermedad sino que ayudan al sujeto vivo que la padece. A veces, el paciente empeora temporalmente antes de curarse del todo. Este empeoramiento provisional se llama menken. En la medicina occidental, los médicos controlan la enfermedad y alivian el dolor. En la medicina china , el enfoque es circular y se trata la enfermedad desde su origen y en función del cuadro clínico. En la filosofía médica occidental, se emplea la fuerza contra la fuerza siguiendo una línea recta. En contraste, la medicina oriental, con sus teorías cíclicas, toma la enfermedad tal y como es y trabaja a partir de este punto para curarla. Obtenemos nuestra energía vital tanto por la oxigenación, que transforma el azúcar en ácido láctico, como cuando el ATP vuelve a convertir el ácido láctico en azúcar. Este fenómeno, conocido como ciclo azúcar-ácido láctico, proporciona al ser humano su energía interna. En el budismo, la consecuencia de una causa es a su vez una causa. La causa genera un efecto y éste produce otra causa. Es lo que llamamos karma. Nuestra energía vital también funciona de modo circular en nuestro cuerpo.

 Extracto de “Shiatzu Zen” Shizuto Masunaga, 1977.

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